Un óvulo fecundado tarda entre 7 y 10 días en descender por las trompas de Falopio hacia el útero, donde se implantará y se instalará durante los nueve meses siguientes. Algunas mujeres notan un «sangrado de implantación» que suelen confundir con un manchado o una menstruación leve, ya que es posible que se libere algo de sangre cuando el pequeño blastocisto (término científico para designar al bebé microscópico) se implanta en el útero. Dependiendo de la fecha de la ovulación, el seguimiento de cualquier manchado puede ayudarte a saber si has concebido.